Nadie lo creería, pero la mujer de la imagen inferior, de nombre Zara Hartshorn, tiene apenas 15 años de edad y aparenta una edad avanzada debido a una rara enfermedad genética que le cambió la vida.
Su madre, Tracey, sabe lo que significa tener la apariencia de su hija siendo sólo una adolescente. Ella sufre de la misma enfermedad: lipodistrofia, que puede tener causas muy diferentes y produce la ausencia de tejido adiposo debajo de la superficie de la piel.
“Ella no puede llevar una vida normal. Cada vez que entras en el autobús o vas al cine y pides un boleto para un niño, todo el mundo piensa que es algo extraño y creen que es algún tipo de broma“, dice ella.

Zara (centro) en compañía de su hermana de 23 años (izquierda) y su madre. Todas sufren de la misma enfermedad genética.
“Cuando uso mis uniformes escolares piensan que es una fantasía: Es humillante“, dice la chica.
Zara Hartshorn tiene la cara llena de arrugas, bolsas en los ojos y flacidez en la piel. Características comunes en mujeres mayores, pero no en la cara de un adolescente, como es el caso. En el colegio, las burlas de sus compañeros son constantes: “Me llaman la abuela, a veces voy al baño a llorar (…).”
La madre sólo quiere ayudar a su hija. Ella sabe lo difícil que ha sido su vida y no quiere que su hija pase por lo mismo. Tracey Hartshorn dejó la escuela por no soportar las bromas y recuerda que cuando llegó a la edad de las citas su autoestima era baja. “Es difícil pensar que Zara pueda vivir así“, dice ella.
Alrededor de 2,000 personas en todo el mundo padecen la enfermedad a través de la herencia. Sin embargo, la lipodistrofia puede ser adquirida como un efecto secundario de algunos fármacos y terapias asociadas también con otras enfermedades inmunológicas.